10 de marzo, 2012

El Faro del Unicornio es, sobre todo, una novela de amor. Amor a la literatura de todos los tiempos, amor al ser humano con todas sus glorias y miserias, y amor a unos personajes que de él han surgido. Precisamente la historia de amor entre los dos protagonistas, el Sr. Bücher y Leah, trasciende los obstáculos que se le oponen. Ese amor lo defino de la siguiente manera.

«El amor como vitamina sin receta, como estimulante sin componentes químicos, natural como la hermosa flor que abre sus pétalos a la mañana, o como el sol que fulmina con sus rayos a las sombras nocturnas. El deseo de corresponder en agrado al ser amado, escudo frente a la estulticia y mezquindad que tanto abundan. Burbuja de aire incontaminado, elemento vigorizante insuflado a dúo, aleación policroma de extremada versatilidad y volatilidad, resistente como pocos minerales y más frágil que las pompas de jabón. De la tierra al cielo en un segundo con un beso; del limbo al averno con una discusión; con una caricia al espacio exterior; y más allá, la extremaunción.»

Publicado en: El Faro del Unicornio