Fin de semana completo

01 de mayo, 2012

 

El fin de semana pasado, días 28 y 29 de abril, pasará a mi historia personal como uno de los más completos que he vivido, y además directamente relacionado con mi actividad literaria.

El sábado 28 presenté El Faro del Unicornio en la asociación Acción Cultural Miguel de Cervantes (Cervantina). Fue una de las presentaciones más entrañables que he realizado hasta ahora, con un público que al final participó activamente preguntando cuestiones que contribuyeron a unas reflexiones muy interesantes.  Lo que empezó con guión en seguida derivó a improvisación, y fruto de la naturalidad y armonía que me relacionaba surgieron temas que a priori tal vez no estarían en la agenda de una presentación formal y más encorsetada. El evento se alargó, pero al menos yo ni me percaté de ello, pues aunque el tiempo pasó volando, para mí se quedó suspendido sobre nuestras cabezas en la acogedora sala, y así podría haber permanecido durante horas o días.

Y el domingo 29 tuve la oportunidad de experimentar uno de esos momentos inolvidables, de protagonizar uno de esos actos que no te puedes cansar de agradecer. El Centro Cultural Castellano Manchego de Badalona, en el que se reunía la mayoría de asociados, así como un nutrido y selecto elenco de representantes políticos del municipio, fue testigo de mi debut en el papel de pregonero. Su Junta había pensado en mí para ponerle palabras a uno de los eventos más importantes que celebra al año, uno digno de mención y ensalzamiento, cual es la celebración de sus jornadas culturales, es decir, unas semanas repletas de actividades directamente relacionadas con la cultura.

A tenor de las felicitaciones recibidas, me siento plenamente satisfecho de la labor llevada a cabo, o como mínimo he perdido el miedo que tenía a no saber estar a la altura de tan elevado acto. Sinceramente creo que el pregón gustó porque trataba directamente una realidad existente de la que se habla poco y que nos incumbe a casi todos. Apenas tuve que ponerle literatura al sentimiento que salía del corazón y que a él volvía de inmediato.

En todo caso, muchas gracias a quienes consideraron que mi forma de expresión escrita podría servir de transmisora de un mensaje que convendría conocer y difundir. Entre todos me hicieron sentir un ser muy especial, ya que además me homenajearon con una placa y una canción de la Rondalla, y me hicieron firmar en el Libro de Honor del Centro.

Y por supuesto muchas gracias a mi mujer y a toda mi familia política, manchegos de pro, por ser los verdaderos artífices de cuanto sucedió ese día.

En otra entrada prometo incluir el texto del pregón.

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