Juegos Florales académicos

22 de abril, 2013

Cuando te ofrecen ser jurado de un certamen literario, por primera vez, te lo planteas como una experiencia complementaria a la propia profesión de escritor. A mí, personalmente, me gustó realizar esa labor ingrata, a pesar de ser consciente de la repercusión que tus decisiones tienen sobre otras personas, escritores en la misma medida que tú, con un grado de afición a la literatura equiparable, como mínimo, al tuyo. Yo siempre he afrontado ese cargo con el rigor que merece el análisis detenido de las obras presentadas a cualquier concurso. Tal vez porque yo sé lo que se siente cuando se está al otro lado. Que nadie subestime jamás a ningún participante que se atreve a ofrecer sus lecturas a quien le ha de juzgar.

Pero, ¿qué decir cuando te proponen esa labor en el Colegio en el que estudiaste tú muchos años atrás, en los Juegos Florales que organizan entre los alumnos? El orgullo es mayor, si cabe, puesto que significa retomar un camino que parecía dejado atrás, cuadrar el círculo que quedó abierto con el paso de ciclo académico.

Así, estoy verdaderamente encantado de formar parte del Jurado de los Juegos Florales del Colegio Santigado Rusiñol, de Barcelona, donde aún se conserva la orla de mi clase en el curso de 8º de EGB. Gracias a los que han pensado en mí para ese oficio.

Mucha suerte a todos los alumnos participantes, que habéis dedicado vuestro tiempo y talento a dibujar y confeccionar historias en prosa y en verso. Aunque quisiera destacar que lo importante en literatura, y esto no olvidéis por más que suene a tópico, no es tanto el ganar premios como el hecho de escribir, de no dejar de producir historias, pues el placer en sí mismo radica en esa actividad, y no en lo que los demás puedan opinar de vuestras obras.

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