Lectura de cuentos infantiles

15 de noviembre, 2013

La de ayer no fue una actividad cualquiera. Leer cuentos ante niños que están atravesando problemas de salud y tal vez no pueden dedicar el 100% de sus energías a escuchar la historia y disfrutar de ella, o invadir su espacio vital en las habitaciones en las que están ingresados recuperándose de diversas afecciones, así de sopetón, para entregarles esos cuentos que no pudieron acercarse a escuchar, realmente podría suponer una complicación añadida al hecho de conseguir que un niño preste atención a un extraño.

 Pero ayer confirmé que cuando las cosas se hacen con ilusión y voluntad, por parte de uno y, sobre todo, por parte de los oyentes, niños y padres, ni la contrariedad de la enfermedad es capaz de interponer una barrera lo suficientemente sólida como para interrumpir el curso fluido de la literatura y el embrujo que transmite a los pequeños la palabra acompañada de unas ilustraciones adecuadas. La simbiosis es total y los cuentos cobran vida.

 Esa es la mayor enseñanza que obtengo de la experiencia de ayer. Y el mayor premio al que aspiro, saber que quizás alguno de esos niños se durmió anoche, o lo hará alguna en su vida, con el texto de los cuentos que les ofrecimos. Como digo, ese es el curso de la literatura, el río invisible que se desliza entre nosotros, nos roza y se desliza hasta atrapar en su seno a más adeptos para la causa de las letras, una de las mejores que se pueden acoger.

Mis saludos y gracias a todos los niños y padres que ayer me ayudaron a comprender esto. Podéis ver un par de fotos en el apartado Prensa.

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