BALANCE DE LA FERIA DEL LIBRO DE MADRID 2014

17 de junio, 2014

Por segunda vez en mi trayectoria literaria, he tenido la oportunidad y el privilegio de ser invitado a participar en la más prestigiosa Feria del Libro de España, la de Madrid. Ahora que la edición de este año ha concluido, estoy en condiciones de hacer un balance personal de lo que esta ha supuesto para mí.

                                                      IMG_20140608_112808

De entrada, este evento literario es una de las cotas que todo escritor (siempre hay excepciones), tiene en mente alcanzar cuando se introduce en la rueda del mercado editorial. Asistir a la Feria del Libro de Madrid no está al alcance de todos los juntadores de palabras del país, que somos muchos (incluso alguien diría que, tal vez, demasiados), y por ello mismo se convierte en un objetivo anhelado, perseguido por cantidad de escritores y celebrado, cuando al fin se produce.

Aunque también conviene ser consciente de que firmar en esta Feria no es, en sí mismo, una panacea absoluta, especialmente si no eres ese autor/a consagrado/a al que aguardan con impaciencia cientos de seguidores movidos por la ilusión de obtener tu firma manuscrita. Por el contrario, sí creo que formar parte de la Feria sirve de jarabe o antídoto de efectos instantáneos contra ese narcisismo que campa con cierta ligereza entre determinados escritores ególatras, y es que poner un pie en el espacio delimitado por  la inacabable hilera de casetas que se pierden en el horizonte que abarca la vista te hace comprender, de golpe, tu acusada pequeñez de gota de agua en ese inmenso océano que es el mundo editorial, que no el mundo de las letras, aún más vasto y amplio.

Mi periplo comenzó a mediodía de esa mañana del domingo 8 de junio en el parque del Retiro, concretamente en la caseta 27, de la distribuidora UDL. No obstante, la casualidad, un ser voluble que de tanto en tanto se empeña en demostrar que es posible encontrar agujas en pajares gigantescos, propició un encuentro inesperado de los que dejan huella. Entre la marea de gente que se incorporaba al circuito de visita a la Feria vislumbré la figura de una mujer que reconocí al momento. Era Luz Gabás, la escritora que había conocido la semana anterior en la Feria del Libro de Huesca, acompañada de un hombre que resultó ser, ni más ni menos, que Santiago Posteguillo. Pude hablar con ellos unos minutos, antes de que cada uno ocupara su lugar en sendas casetas, y la conversación fue muy agradable.

                                                     IMG_20140608_120128

Con esa sensación que produce el haber vivido un suceso al que no le encuentras explicación lógica, por más real que haya sido, me coloqué en mi puesto dentro de la caseta, junto al escritor cántabro Pedro Santamaría, un gran entendido en historia y una de esas personas que destilan seguridad por los cuatro costados. Debo decir que el contacto más interesante del periodo que pasé en la caseta con personas situadas fuera de ella fue con Lucía, amiga de Santamaría, a quien yo conocía sin saberlo, pues es la moderadora del importante foro ¡¡Ábrete Libro!! Y a las dos horas de haber entrado en la caseta, salí para ir a comer. Desde aquí quiero dar las gracias a Josep María, a Celia y a Andrés por el rato que pasé con ellos y por permitirme mostrar Amapola Negra al público de la Feria, además con uno de esos carteles de presentación tan atractivos que dan relevancia al autor y a su obra. 

A las 17 horas, bajo un sol de justicia y mientras Rafa Nadal comenzaba otra épica remontada en la final del torneo Rolland Garros de París, me presenté en las casetas 232 y 233, de Polifemo. Ramón fue muy amable al comentarme que esa era una hora muy mala y que volviera a las 19 horas, porque a esa hora me habían anunciado oficialmente en la Feria.

                                                     IMG_20140608_165304

Gracias a ese cambio de horario pude disfrutar de tiempo libre y de varias actividades organizadas dentro de la Feria, como por ejemplo el pabellón infantil, repleto de libros y cuentos que los niños podían hojear y degustar a su antojo. La contrapartida es que de 19 a 21 horas fui privado de ver a los grandes gurús de la literatura, unos grandes literatos, otros personajes muy mediáticos, puesto que todos firmaban en esa franja horaria. Mi ego, un ente nocivo al que trato de tener amarrado en las mazmorras de mi cuerpo por temor a que un día pueda acabar conmigo, como acaba a diario con tantos otros, me lanzó una pregunta retórica. Si yo firmaba a la misma hora que los grandes, ¿no me convertía eso también de forma automática en uno de ellos? Por suerte las barreras que me separan de él son firmes y sólidas y no hice mayor caso a una opinión harto descabellada, sino que me centré en mi papel de autor de Amapola Negra.

                                                 IMG_20140608_200000

Aparte de Ramón y Jesús, conocí al alma máter de la librería Polifemo, a Feli, una mujer cuya labor supera con creces toda alabanza que se le pueda dirigir, por su capacidad de trabajo y por el trato humano dispensado. Y también he de destacar que firmé a la vera de un hombre de sobra conocido por el público de a pie, que no dudaba en hacerle fotos con el móvil, ministro de cultura con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero y exdirector del Instituto Cervantes. Me refiero a César Antonio de Molina.

Antes de proseguir necesito contar que el catálogo de Polifemo sobre la Primera Guerra Mundial, ese del que ya he hablado en otras entradas y en el que mi novela y mi nombre están incluidos, consta según me refirió su autora, Feli, de aproximadamente 600 referencias, para llegar a las cuales ella consultó más de 7.000. Creo que este dato es suficiente para comprender que no exageraba en mi alabanza hacia esta mujer de letras. Igual que si digo que todos los libros que ofrecía Polifemo en la Feria estaban relacionados con la Gran Guerra, una opción que, a priori, se podría definir como arriesgada y valiente.

 Catálogo de la Librería Polifemo sobre la Primera Guerra Mundial

 La tarde allí fue prolífica, a pesar de que según los entendidos el público de los domingos tarde no es el más inclinado a adquirir libros, sino que se caracteriza por pasear entre las casetas y disfrutar de la tarde con tranquilidad. Bastantes personas se interesaron en el proyecto literario Amapola Negra y tuve la suerte de compartir conocimientos sobre una materia que apasiona a casi todo aquel que se aproxima a ella. Firmé ejemplares y me llevé a unos amigos en el corazón, espero que para siempre. ¿Se puede pedir más?

 IMG_20140608_200251IMG_20140608_200010IMG_20140608_212414

Y así es como finalizó mi jornada completa de escritor en Madrid, satisfecho de haber contado con la confianza de dos casetas distintas y de haber podido ejercer esa otra faceta de escritor tan alejada y diferente a la escritura, como es el trato directo con los lectores, una experiencia enriquecedora que, por desgracia, se prodiga demasiado poco en la vida de los escritores en general y de los menos conocidos en particular.                                                      logo Feria Libro Madrid 2014

El tiempo dirá si merezco o no acudir en las próximas ediciones. Pero por ahora, estoy francamente contento de haber estado en la Feria del Libro de Madrid 2014, de la que ya formo parte, como ella forma parte de mi historia.

Publicado en: Amapola Negra