UNA DESPEDIDA

15 de abril, 2015

UNA DESPEDIDA:

Esta semana tenemos que lamentar la pérdida irreparable del escritor Günter Grass, un personaje controvertido en su biografía, pero un puntal irrebatible en el universo de las letras. Y es que este autor, (igual que casi en la misma medida provocó José Saramago), obró en mi concepción literaria personal el milagro de reconducirla mediante la apertura de una ventana hacia un tipo de composición que yo creía posible aunque improbable. Su obra El Tambor de Hojalata me permitió comprender la vasta amplitud que una novela puede intentar abarcar y alcanzar, en realidad infinita, o limitada únicamente a las fronteras que cada escritor se imponga a la hora de crear. Por este motivo esa obra es capital para mí en el conjunto de la literatura universal de todos los tiempos.

Günter Grass

A veces la vida da lugar a coincidencias irónicas o magníficas, según se mire. Una de ellas se ha producido en este caso, pues la muerte de Grass me ha pillado leyendo una novela suya, La Ratesa, en la que recupera al inolvidable personaje de El Tambor de Hojalata Oskar Matzerath. Así que si grato era el recuerdo o la consideración que yo tenía antes hacia el Günter Grass escritor, la constatación plena de su gran y compleja prosa, de su amplitud de mundos ficticios que te transportan con todo lujo de detalles a tiempos pasados reales, ha coincidido con el fin de su existencia mortal y el principio de su leyenda como «juntador de letras».

Desde aquí solo puedo decir que «Muchas gracias, maestro, por las enseñanzas recibidas, y que goce del descanso eterno».

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